En el siglo XIX, Agapita Juspián e Ignacio Papamija se les ocurrió agregar queso y almidón de yuca a la masa de maíz y preparar algo rico y rápido para comer durante las largas jornadas de trabajo, el cual vendían en canastos en el pueblo y cerca del lugar de trabajo de los obreros.

Años después, abrieron un puesto en la Hacienda del Bono cerca de la construcción del ferrocarril del pacifico, convirtiéndose en una tradición comprar el famoso pandebono en camino al trabajo.

En el 2023, el pandebono fue catalogado como el 3º pan más rico del mundo, según la guía gastronómica internacional de Taste Atlas.